domingo, 12 de febrero de 2012

Ningún amor muere, sólo cambia de lugar en la memoria.

Es ese momento en el que piensas que has conseguido la meta que llevabas intentando conseguir desde hace ya algún tiempo. Te sientes especialmente feliz y tienes ganas de contarle a todo el mundo el porqué de tu nueva sonrisa. Ya le olvidaste. Después de estar intentándolo desde hace muchísimo tiempo, de intentar borrar todos sus te quieros, todos sus abrazos y susurros tranquilizantes que te hacían alcanzar el cielo. Al final conseguiste aparcarlos y seguir adelante sola. Sin tener que volver a sentir esa impotencia por no poder decirle que le quieres a rabiar. 
Sin embargo, si te paras a pensar y eres realista contigo misma, te das cuenta de que en ningún momento has olvidado sus besos, sus abrazos, ni siquiera su olor. Esto quiere decir que no le has olvidado, sólo que lo has aparcado en otro sitio de tu corazón, a él y a todo sus recuerdos, con la meta de conseguir que alguien entre en tu vida y borre todos los recuerdos que él formó un día y que ningún método ha conseguido borrar de tu vida.




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