miércoles, 25 de abril de 2012

¿Sabes que pasa? Que aunque me anime yo misma, aunque diga que merece la pena luchar, luchar por algo que al fin y al cabo sabemos que se quedará en eso, en un luchar. El saber que aunque estés apostando fuerte porque esa persona se de cuenta de que la quieres. Que no sabes como coño has aguantado todo este tiempo sin abrazarle, sin besarle, sin decirle todas las noches que le quieres, que le necesitas a todas las horas del día, a todos los segundos de los minutos. Que ahora mismo le darías la mano y te irías a cualquier sitio con él, aunque fuese una gran locura, sabes que nada que tiene que ver con él es completamente una locura. Sabes que realmente le quieres cuándo intentas convencerte a ti misma que ya ha pasado el suficiente tiempo y piensas que ya es hora de pasar página. Es más, ya has pasado. Ahora tu vida es otra a raíz que el se marchó. Pero no quieres admitir que dentro de tí hay algo que grita, cada vez más fuerte, que le quieres, y por mucho que niegues al verle cada día que ya no es igual, sabes perfectamente que cada vez, cada día, cada minuto, le quieres más. Sabes perfectamente que el ha sido tu equilibrio y tu sostén en tus noches de lágrimas. El único motivo por el que tener frío no era un fastidio. Era él el que te aseguraba acompañarte a las estrellas, y así lo hacia. Dibujaba con su sonrisa cada te quiero. Me robaba cada beso, y a cada cual mejor. Pero, ¿de que me sirve recordar algo que ya pasó? ¿Luchar? No merecerá la pena. Pero esté donde esté, sienta lo que sienta en este momento, le quiero, y eso no lo he podido evitar jamás, y mucho menos ahora.

domingo, 8 de abril de 2012

ene e erre e a ~

Como de aquí a Júpiter. Como si tuviera que estar en plena Antártida en tirantes, en el último pico gritando que te quiero y que no puedo hacer otra cosa más que quererte. Esa palabra absurda de cuatro letras que retumba en mi cabeza, que jamás había creído en su existencia y que hasta que llegaste tú a demostrarme que estaba equivocada, no existía en mi diccionario. La palabra amor para mi jamás existió, pero tu rompiste todos mis esquemas, todas mis  hojas de mi destino. Hiciste que una niñata como yo cambiase esa forma de ver a un sentimiento que, pienso que es el más fuerte que cualquier ser humano podría sentir. Da igual el orden, da igual todo. Da igual si somos tú y yo, o yo y tú, el simple echo que me lleva a plantearme que el amor existe, es tu nombre. Eres tú.


Nerea, 8 Abril 2012.